diumenge, 9 de desembre del 2012

Desvaríos

He releído mi última entrada.
Me encantan mis cambios de humor.
De verdad.

Bien, una vez dicho esto me gustaría explicar algo que me corroe la cabeza desde hace cierto tiempo. Algo que en cuanto empiezo a pensar en ello, parece que mi cerebro se suba al Dragon Khan y viaje una y otra vez por toda la montaña rusa. Sin parada. Pero es que incluso ni parada técnica (es decir, para ir al baño). Mi cerebro se sube a la atracción y empieza a dar vueltas, a subir, a bajar, a dar más vueltas y así me puedo pasar una hora hasta que un ligero golpecito de mano no derrumba la atracción entera. Por que no hay otra forma de pararlo. Y eso, que ni me gustan las atracciones. Sí, me dan miedo. ¿Todo el mundo tiene derecho a tener miedo a algo, no? Pues eso.

Yo trabajo. Yo trabajo en un trabajo que no me gusta demasiado. Y mi idea es trabajar en un lugar que me guste o donde haga lo que quiero hacer (o lo que de momento creo que quiero hacer). Entonces se me ocurren varias opciones:
1. Mandarlo todo a paseo, autodespedirme e irme en algún lugar del mundo a probar suerte como corresponsal. Esta es una buena idea, no me desagrada en absoluto. Lo que me desagrada son los cientos de miles de miles de decenas de periodistas al paro que hay en España, con un currículo profesional y con años de experiencia. Entonces la pregunta es: ¿y pretendo que me compren a mí? ¿Que soy así como un poco niñata?
2. Buscar otro trabajo. Esto es lo ideal. Lástima que estemos viviendo una crisis económica más que importante con miles de parados cada mes y con nuevos miles de trabajos. Los nuevos que se destruyen. Todo gracias a un perfecto e incompetente gobierno (para guardar las composturas, ante todo educación) que no sabe hacer nada más que cagarla día tras día.

Por lo tanto, las dos opciones anteriores se antojan un poco complicadas: la primera por que como yo, hay millares de periodistas. La segunda es, simplemente, por que no hay trabajo.

Y además, dejar el trabajo tampoco es que sea facílisimo (cómo diría el anuncio aquél de los tejidos para hacer punto de cruz).
1. Si, vivo con mis padres (sí, no tengo más remedio, aquí las verdades se dicen como puños) pero a diferencia de mis amigas (Dios las bendiga) mis padres no me pagan nada. No tengo muchos gastos, pero los tengo (el coche se lleva gran parte de la culpa, así como el móbil, y otras cuotas varias). Por lo tanto, si dejo de trabajar, dejo de ingresar ergo no puedo pagar ergo a las empresas les da absolutamente igual por que les interesa un comino mi vida y sólo quieren cobrar el servicio que yo contraté.
2. Sí, me echado noviete (y eso que creía que nunca más me volvería a enamorar). ¿Qué os decía de lo de estar equivocados? Y claro, no le puedo decir: "bueno cariño, aquí te quedas. Me compro un billete que me voy al otro lado del planeta. ¿Qué cuando volveré? Ah, no lo sé. ¡Ya veremos!". A ver, decírselo, se lo puedo decir, que no vivimos en una dictadura donde la libertad de expresión está penada. Pero me sabe un poco mal. El chico me gusta y sé que si le digo esto me va a odiar y yo no quiero que me odie. 

Entonces, mi gran cuestión. ¿Qué coño hago?
1. ¿Sigo buscando trabajo aquí cuando no hay? Bueno, no he mirado en las alcantarillas, quizá ahí abajo hay algo un poco más decente de lo que hay aquí arriba.
2. ¿Me voy a hacer fortuna? ¿Y si luego sale mal y nadie quiere mis servicios periodísticos? ¿Y si mi chico me acaba odiando? ¿Y si no vendo nada, no ingreso nada y no puedo pagar nada? ¿Y si, para entonces decido volver a España y el país está aún más hundido?
3. ¿Y si renuncio a mis sueños?
4. ¿Me hago desgraciada y desquiciada y amargada para toda la vida?
5. ¿Y si me espero, ahorro y luego puedo cursar otros estudios que me abran más las puertas?
6. ¿Y si lo último que acabo de escribir es una chorrada como una catedral por que con esta idea empecé yo un máster que no me ha abierto nada más que un gran agujero en mis ahorros y no he encontrado trabajo ni cómo becaria con un sueldo inexistente?

Seguramente desde fuera se ve todo clarito claro (¿cómo que soy una desagradecida refunfuñando de mi trabajo en la situación en la que estamos? Sí. Pero para eso quiero yo dejar mi puesto para alguien que se lo merezca y lo disfrute más que yo). Pero hemos de añadir la variable del miedo.
Del miedo a depositar esperanzas en algo que no acabe fructuando.
Del miedo a confiar en tu pareja pero que la relación se destruya por la distancia.
Del miedo de invertirlo todo a arriesgarte y luego hundirte sin más cómo el Titanic.
Del miedo a tomar un camino cuando tendría que haber tomado otro.

A todas esas cuestiones les daremos respuesta algún día. Por que como soy una caguetis y estoy enganchada a mi agenda de color amarillo, he puesto fecha a mis miedos. Se acabó. Nos tenemos que decidir algún día. Hay que arriesgar.

Pero por favor, si alguien tiene una bola mágica como la de la Bruja Baba en Bola de Dragón y le sale la respuesta a mi noria cabezil, por favor, llámeme.

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