divendres, 16 d’abril del 2010

Gitana

Hace unas tres semanas me llamó ilusionada. ¡Por fin se había lanzado a la piscina!

Cogió un vuelo para ir a Berlín, este fin de semana justamente.

Un fin de semana en que un volcán islandés ha abierto la boca y ha cerrado 17 aeropuertos europeos, entre ellos el de Berlín. No ha podido ir, le han cancelado el vuelo.

¡Sólo a ella le pasan estas cosas! Como el día que debía regresar de Dublín, después de un mes. Se presentó al aeropuerto a las 5 de la mañana después de dormirse y cogiendo el taxi que la esperaba ya casi en la carretera. Al llegar al aeropuerto, después de pedir que le guardasen el sitio en la cola de facturación e intentar sin éxito hacer el check-in electrónico vigilando el solitario maletón que ocupaba su puesto en la hilera de pasajeros, le dicen que vuela no a las 7 de la mañana, sino a las 7 de la tarde. 

Mi niña...

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