dimecres, 2 de març del 2011

Llamadas nocturnas

Las fiestas en Dublín acaban como acaban o quizá empiezan como empiezan.

Era un viernes cualquiera pero la cosa se les fue de las manos. O no. Mi amiga se reunió en el piso de Mathilde y Helena con Ana y Eleonora. Esa noche fue cuando conocieron a los vecinos de la puerta de delante y cuando bebieron más de la cuenta: vino, rom, whisky y cerveza. Un cóctel explosivo que provocó que todas andasen más contentas de lo habitual. De hecho, mi amiga me contó que esa noche se fue con el último bus de las once y media porque no se podía creer lo borracha que iba. Me contó a los días que recordaba pocas cosas, entre ellas, que hubo un momento en que entraron en una tienda tipo McDonald's para comer y que luego entró en Temple Bar. No se acordaba que antes, ya lo habían probado pero que los de seguridad del bar no las habían dejado entrar por no andar correctamente.

"¡Qué vergüenza cuando me lo recordó Helena! ¿Qué debió pensar Michael?", me dijo. Pero al fin y al cabo, lo que pudiera pensar un conocido de Temple Bar era lo menos de qué preocuparse.

"Eleonora me lo recordó al cabo de dos días. No sé como se me pudo olvidar... Resulta que Eleonora consiguió los números de teléfono del músico que le gusta y se le ocurrió, en el piso de las chicas, llamarle. Y a mí, que no se me puede retar cuando tengo alcohol en la sangre, cogí su teléfono, lo llamé y nos salió una chica. Charlé un rato con ella pero no sé exactamente qué le dije y tampoco sabemos quién era. Pero la lié bastante, di el nombre y apellido de Eleonora y mi número de teléfono. Supusimos que era la mánager del grupo porque el chico le dio a Eleonora la targeta del grupo. ...".

Ojalá. A la semana siguiente, el músico estaba en Temple Bar tomando unas cervezas con sus amigos después de la actuación. Mi amiga estaba dentro bailando cuando apareció Eleonora y le dijo que estando fuera, se le había acercado una chica y que la había empezado a chillar. La chica con la que habían hablado no era ni por asomo la mánager, ¡era la novia del cantante!

"Flipé en colores. Y la pobre Eleonora se comió todo el marrón.. me supo muy mal. Al día siguiente, Eleonora me contó como había ido todo. Se ve que estaba hablando con un chico cuando se le acercó el músico y le preguntó si le había llamado. Eleonora dijo que lo había llamado yo pero que había sido un error, que lo sentía mucho. Cuando el músico se fue, el chico con el que estaba hablando le preguntó: ¿le llamaste tú? ¡Era amigo del cantante! Eleonora a cuadros y al cabo de poco fue cuando apareció la novia y empezó a chillarla toda cabreada... normal... En fin, que le dije a Eleonora que ya le mandaría un correo disculpándome por la llamada y atribuyéndome toda la culpa del crimen. Pese a eso, no entendíamos que hacía la novia con el móbil del músico...".

Mi amiga no esperaba respuesta al correo pero la recibió. El músico le dijo que estuvieran tranquilas, que no pasaba nada y que él también provocaba problemas a veces cuando bebía más de la cuenta. Y que, en el fondo, la historia era muy graciosa.

"Y luego ponía que "claro, Sofie" -la novia del músico- "se estrañó un montón de que unas chicas a las que apenas se las entendía llamaran a mi casa". Luego entendimos porqué nos había contestado la novia y del enorme problema que causé".

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