dijous, 3 de març del 2011

Olvidos

Suerte que no es la única que a veces no le funciona muy bien el cerebro.

Se ve que estaba trabajando en su habitación cuando la madre la llamó la tarde de un sábado.
"¿Te puedes creer lo que me ha pasado?", le dijo Mary.

Mary llevó ese día por la tarde a una de las niñas a teatro y al resto de los hijos al trabajo del padre para que viesen una película en uno de los despachos. De camino a casa, paró en una gasolinera porque la luz del coche le daba señales de que faltaba petróleo en el depósito. Puso la manguera en el agujero para la gasolina pero el fuel salía muy lentamente. "Qué raro.." pensó Mary. Esperó un poco, pero salía saliendo poquito a poco así que decidió preguntar. Entró en la tienda y comentó lo que ocurría y el trabajador, pensando que era un problema de la manguera, salió a comprobarlo. Sí, iba lento. Cambiaron el coche de surtidor. Sucedía lo mismo. El trabajador, que no sabía qué demonios le podía pasar al coche y a la manguera, llamó a su compañero. Este lo comprobó. La gasolina seguía sin salir. "Es muy raro", le dijeron a Mary. "Nunca en nuestra vida habíamos visto nada igual. No sabemos que puede pasar, es la primera vez que ocurre", añadieron. Mary seguía preocupada. ¿Qué le pasaba al maldito coche y a la maldita manguera? ¿Porqué no podía llenar el depósito? Con ella estuvieron los trabajadores un cuarto de hora pensando posibles soluciones al posible problema. Nadie sabía qué hacer.

Al final, Mary consiguió llenar 13 euros a duras penas de petróleo, lo suficiente para poder llegar a casa y llamar al mecánico. Dio las gracias a los hombres que seguían preguntándose qué debía pasar. Enfilando con el coche hacia su hogar, vio que la flecha del marcador de delante del volante subía disparada, indicando que el depósito estaba a rebentar.

"¿Qué?", pensó Mary. Y pensó cinco minutos más. "¡Oh, mierda!".

Había olvidado que su marido había llenado todo el depósito esa misma mañana.

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