dilluns, 21 de setembre del 2009

St. Stephens Green Park

Irlanda debe al sobrenombre "The Emerald Isle" parte de su identidad. Como sugiere el mismo, Irlanda se la conoce como la Isla Esmeralda, particularmente porque desde los cielos se ve una gran joya verde.

La naturaleza, los parques, el verde, las flores y la incesante lluvia hacen del país, un paraiso para aquellos que aman a la naturaleza en su estado más vivo y eterno. Pese a estar urbanizada, Irlanda mantiene esta característica por las calles, las afueras de las ciudades y en los pueblos.

Pese a que ésta es una seña identificativa del país, algunos de los parques de Dublín no fueron en sus inicios parques "naturales" sino creados por el hombre que aún persisten. Uno de los ejemplos es el Phoenix Park; el parque natural más grande de Europa y creado por el hombre. Otro que se debe mencionar, pero de tamaño menor, es el Saint Stephens Green Park.

Ubicado en pleno centro de Dublín, al final de Grafton Street, la calle financiera de la ciudad, el St. Stephens Green Park aporta ese toque de aire puro y de olor de bosque después de las lluvias.

Hasta 1663, el parque era de acceso público, pero en esa fecha, fue vendido y por lo tanto cerrado para uso privado. Fue entonces cuando las casas Gregorianas que aun conservan ese estilo se erigieron alrededor de la zona. En 1887, el parque se abrió nuevamente para los ciudadanos a petición de un miembro de la familia Guiness y, poco después, fue rediseñado en el siglo XIX (diseño que se puede vivir actualmente). Paseando por el parque, encuentras un lago artificial, un arroyo y varios elementos decorativos y otras estatuas commemorativas, por ejemplo el busto de James Joyce o a la hambruna sufrida en el siglo XIX que arrasó en Irlanda, la Famine Memorial. Pese a su aire moderno y encantador, St. Stephens Green Park debe su diseño al estilo victoriano y presume de ser uno de los parques más antiguos de Dublín, siendo su fecha de nacimiento de la Edad Media.

Pasear en él equivale a pasear durante un par de horas, pues tiene aproximadamente 9 hectáreas y en ellas, a parte del arroyo y el lago, se puede uno sentar en zonas arboladas, en zonas destinadas a los juegos de los niños, espacios adornados con flores y fuentes e incluso una zona para ciegos.

El parque está rodeado de casas victorianas y tiene una entrada en cada esquina aunque la principal está al final de la calle Grafton. Justo al lado de la entrada, hay un centro comercial que no quita encanto al parque, pues el arco The Fusilier's presenta ante los ojos una zona que vivirá siempre en la memoria de aquel que entre en el Green.

En Dublín es muy típico y rutinario que, en verano, los irlandeses ocupen su tiempo para comer en el parque. Estudiantes, turistas, gente mayor, parejas, familias, hombres y mujeres de negocios, ... indiferentemente van a sentarse en el césped para comer tranquilamente su sandwich mientras observan a los cisnes, o dan de comer a los patos, o leen reposando en el tronco de un gran árbol o, simplemente, sienten el frescor del ambiente en su piel.

Hace ya más de tres años que los dublineses ven como les desaparece el verano. Las lluvias siguen constantes en esos meses y las temperaturas no suben demasiado, así como los nubarrones y los cielos grises siguen siendo una costumbre. Pero esto no obstaculiza a la ciudad de disfrutar de un hermoso día, en un hermoso parque, en pleno centro de Dublín.



Un dublinés leyendo al pie de los árboles


Es común que los cisnes se acerquen a la gente y se dejen tocar


Patos en el arroyo




Uno de los arroyos del parque




Fuentes en, más o menos, el centro del parque, al lado de la zona infantil




La zona floral, con etiquetas de los nombres en letras y en braille




Detalle de la estatua The Three Fates, tres mujeres de bronze que contemplan por encima del destino del hombre




Una de las entradas del parque, al lado opuesto del arco de Grafton Street




La arquitectura victoriana aun se conserva en el St. Stephens



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